Hijos de los hombres.



1. Porque duran más que una película.
2. Porque en ellas no actúan estrellas endiosadas sino actores y actrices de pedigrí.
3. Porque consiguen hacerte sentir uno más de la familia.
4. Porque gracias la DVD o al Divx es un placer verlas casi de un tirón.
5. Porque se desarrollan mucho más los personajes.
6. Por el qué pasará en el capitulo siguiente.
7. Porque no suelen envejecer tan mal como las películas.
8. Porque están repletas de personajes entrañables como Laura Ingalls, La familia Bradford (con ocho basta) Starsky & Hutch, Tony Soprano, Mulder & Scully, Buffy, Carrie Bradshaw o Jack Bauer entre otros.
9. Porque ahora están en su mejor momento con joyas como Perdidos, Héroes, Jericho, 24, Eureka o Big Love.
10. Porque la tele es gratis y el cine no.
¿Seremos los únicos seres de este planeta que las aventuras del Doctor House no nos acaban de enganchar? Hay que reconocer que la serie tiene una buena facturación pero no sé, como que le falta algo. Acabamos de ver los dos primeros episodios y como que veo todo demasiado forzado. Nos está pasando lo mismo que con Nip Tuck aunque con esta estuvimos hasta media primera temporada intentándolo y se nos hacía más tedioso que leerse El Señor de los Anillos. También es cierto que antes de House veníamos de ver Roma (Tito Pullo forever!) y el listón está como muy alto. Está claro que para verse una serie uno ha de tomarse un descanso, desengancharse de la trama y los personajes y empezar a visionar otra más limpio de mente y cuerpo que un congreso de adictos al Yoga. Otro punto para que una serie te desinfle es que todo el mundo diga que es bueniiiis
Una cita a ciegas puede convertirse en un cerdo con sombrero y un bolso de mujer.
¿A quien va usted a creer?, ¿a mi, o a sus propios ojos?
Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.
Nunca olvido una cara. Pero en su caso, estaré encantado de hacer una excepción.
¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mi?
Una mañana me desperté y maté a un elefante en pijama. Me pregunto como pudo ponerse mi pijama.
Partiendo de la nada alcance las mas altas cimas de la miseria.
Bebo para hacer interesantes a las demás personas.
Solo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntárselo. Y si responde "sí", sabes que es un corrupto.
¿Que por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.
¿Servicio de habitaciones? Mándenme una habitación mas grande.
El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, está hecho.
Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente esta demasiado oscuro para leer.
Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Detrás de ella, esta su esposa.
El matrimonio es la principal causa de divorcio.
Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado.
Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no los conozco muy bien.
Es usted la mujer más bella que he visto en mi vida... lo cual no dice mucho en mi favor.
Oh! Nunca podré olvidar el día que me casé con aquella mujer... Me tiraron píldoras vitamínicas en vez de arroz.
- ¿Por qué y cómo ha llegado usted a tener veinte hijos en su matrimonio? - Amo a mi marido. - A mí también me gusta mucho mi puro, pero de vez en cuando me lo saco de la boca.
Cásate conmigo y nunca más miraré a otro caballo.
No permitiré injusticias ni juego sucio, pero, si se pilla a alguien practicando la corrupción sin que yo reciba una comisión, lo pondremos contra la pared... ¡Y daremos la orden de disparar!
Oiga mozo, ¿y no sería más fácil que en lugar de intentar meter mi baúl en el camarote, metiera mi camarote dentro del baúl?
Supongo que había que inventar las camas de agua. Ofrecen la única posibilidad de beber algo a media noche sin pisar al gato.
Durante mis años formativos en el colchón, me entregué a profundas cavilaciones sobre el problema del insomnio. Al comprender que pronto no quedarían ovejas que contar para todos, intento el experimento de contar porciones de oveja en lugar del animal entero.
Es una tontería mirar debajo de la cama. Si tu mujer tiene una visita, lo más probable es que la esconda en el armario. Conozco a un hombre que se encontró con tanta gente en el armario que tuvo que divorciarse únicamente para conseguir donde colgar la ropa.
Dices que conociste a John en un ascensor, y mi pregun ta es: ¿subía o bajaba? Esto es muy importante porque, cuando bajamos en un ascensor, siempre tenemos una sensación de vacío en el estómago que a veces puede confundirse con amor. En cambio, si subía, se trata de un caso claro de flechazo a primera vista, y también demuestra que John es un joven en periodo de ascenso. (De una carta a su hija Miriam)
Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…
Y por ultimo:
Citadme diciendo que me han citado mal.
Hace poco se desató en la redaccion de Edicion Limitada DVD una interesante charla acerca de cómo serían las tiendas de música y cine del futuro (no muy lejano por cierto) suponiendo que el CD o DVD desapareciesen de la faz de la tierra. Las conclusiones fueron varias. Una de ellas era la intrusión (tanto en calles, aeropuertos, estaciones o dentro de centros comerciales) de unidades semejantes a los cajeros automáticos de los videoclubs en donde, reproductor de MP3 o teléfono móvil en mano, podríamos descargar música (se entiende de forma legal) que quisiéramos. La compra podría ser de temas sueltos (creándonos un recopilatorio) o bien adquiriendo el álbum por completo. También hablamos de la posibilidad de hacerlo desde casa
Sucede, como con la música, que el cine forma una parte importante de mi vida y supongo que también de la vuestra. Personalmente no puedo concebir un mundo sin celuloide. Sería triste y aburrido, aunque siempre tendríamos los libros para dejarnos escapar unos instantes de la realidad. Yo he heredado mi pasión por el séptimo arte gracias a mis padres. Ya he comentado en más de una ocasión su amor por el cine.
Frankestein (James Wale 1931)
Fue la primera película. Tenía dos años cuando mi madre me llevó al cine a verla, acompañado por una vecina (por cierto experta en preparar sabrosas merendolas cinéfilas a base de bocadillos y otros manjares) Mi madre me dijo que me pase gran parte de la trama durmiendo, pero sobre todo roncando. Me dijo una vez que vio como me despertaba, justo en el momento en el que aparecía Boris Karlof haciendo de criatura. Me dijo que había puesto los ojos como platos como fascinado y asustado a la vez. Es curioso pero yo recuerdo algo de ello. Me acuerdo de ver algo en blanco y negro, un señor mayor ciego al que visitaba una especie de ser descomunal con la cabeza cuadrada y dos tornillos en el cuello.
Tiburon (Steven Spielberg 1975)
Otra e mis grandes favoritas. Recuerdo que diseñé, en mi casa, un decorado para la entrada del cine con motivos basados de la película. Había algas colgando del techo y acomodadores vestidos de hombre rana. En casa teníamos la novela de Peter Benchley y leía fragmentos buscando aquellos que más me gustaban que por supuesto eran los ataques del tiburón. He de decir que salí muy impresionado del cine con imágenes como el ataque a la laguna con esa pierna amputada descendiendo a las profundidades o la cabeza del pescador asomándose por el hueco del bocado que había pegado el escualo a la barca. Tenía tanto miedo que no me atrevía ni a beber en un baso de agua (a no ser con pajita) no fuera que me apareciese su el tiburón y con su mandíbula y me zampase de un sopetón.
El pozo y el péndulo (Roger Corman 1961)
Sólo una escena. Ese péndulo bajando lentamente y cortando la camisa de Francis (John Kerr). Simplemente angustiosa.
Aullidos (Joe Dante 1981) y Un Hombre Lobo Americano en Londres (John Landis 1981)
Son las dos primeras películas que alquilé en video. Me metí tal maratón de cine de terror que me produjo mi primer ataque de ansiedad. Hay escenas en cada una de ellas que me marcaron. En aullidos el polvo a la intemperie que se mete el Bill (Christopher Stone) marido en la película y en la realidad de Dee Wallace Stone con Marsha Quist (Elisabeth Brooks) con transformación incluida, es lo más morboso que he visto en mucho tiempo. En la segunda me impactaron las escenas de las pesadillas de David (David Naughton) la horribles apariciones de Jack Goodman (Griffin Dunne) a su amigo y, porque no, la escena de la transformación.
El Coloso en llamas (John Guillermin (1974)
Otra película clave en mi vida. Fue la que hizo que descubriese el cine de catástrofes. Me encantaba todo de ella. Las situaciones, sobre todo aquella cestita colgando en el vacío...
Alien El 8 Pasajero (Ridley Scott 1979)
Uff, que puedo decir de esta obra maestra. Recuerdo que cuando leía algo de ella, antes de que se estrenase, pensaba que era una peli más de ciencia ficción que aprovechaba el tirón de éxito de Star Wars. Cuando mi hermana me dijo que una amiga suya la había visto y que aun tipo le salía un bicho del estómago no me lo creí. Aquello era imposible. No se podía hacer. Cuando en el cine vi la escena me quedé aterrorizado e intrigado, era cierto, un gusano enorme había salido de la barriga ¿cómo coño lo habían hecho? Recuerdo quererme ir del cine en las ultima escena cuando Ripley (Sigurney Weaver) corría como una loca por los pasillos a punto de exoplotar de la Nostromo. Me angustié mucho. Luego en casa me comí la olla un montón reguntándome por qué aquella pobre gente tenía que sufrir aquel infierno y me entró tal terror que tuve que ir a dormí con mi hermana.
Mujercitas (George Cukor 1933)
Otra película de la infancia. Ahora parece cursi y ñoña pero disfrutaba con las aventuras de Jo (Katharine Hepburn) Amy (Joan Bennett) Beth (Jean Parker) y March (Frences Dee). Recuerdo las escenas de la fiesta en casa del vecino con el vestido de Jo con un parche en el culo de haberlo quemado al acercarse a la chimenea. La muerte del bebe de la vecina debido a la escarlatina me produjo desde entonces mucho yuyu o cuando Jo cansada se enfrenta a la frepelente tía March (Edna Mary Oliver).
Las Vacaciones del Sr Hulot (Jaques Tatti 1953)
Otra que fui con toda la familia. Excepto mi padre nadie sabía nada de ella. Nos reímos como nunca. Fue una tarde de lo más divertida, inolvidable.
Qué verde era mi valle... (John Ford 1941)
Era una de mis películas de mi infancia. Lo que más me gustaba era la cama que tenia Huw Morgan (Roddy McDowall) empotrada en el alfeizar de una ventana. La vi en televisión varias veces y me quedaba siempre embelesado con ella. Hace poco la vi junto con Eva en nuestras vacaciones alpinas y seguía tendiendo chispa.
La Invasión de los Ladrones de Cuerpos (Don Seigel 1956)
Una de mis joyas. Una de las pocas películas que me llevaría a una isla desierta (con electricidad, TV y DVD incluída, por supuesto). Yo sufría terrores nocturnos y dormir para mi era un suplicio. Imaginad lo identificado que estaba yo con esta obra maestra. No tiene desperdicio alguno. Es perfecta de principio a fin.
El Hombre con Rayos X en los ojos (Roger Corman 1963)
Me fascinaba eso de que un hombre tubiese la habilidad para poder ver a través de los muros y personas. Las consecuencias fianles no me agradaron mucho. Los ojos completamente negros del Doctor James Xavier (Ray Milland) y los feligreses gritándole "!Arrancatelos, arrancatelos¡" me produjeron un trauma con pesadillas incluidas.
Star Wars Episodio 4 (George Lucas 1977) y El Imperio Contraataca (Irwin Kersner 1980)
La Number One. La mejor de toda. Marcó un antes y un después en mi forma ver el cine. Para mí sería y será siempre el año O de mi vida cinefilia. Si Spielberg era el rey George Lucas era el mago del reino. Conocía la existencia de la película porque mi padre se había comprado la novela escrita por Lucas en inglés y porque también me la había comprado en castellano (por cierto fue el primer libro que me leí en mi vida). En casa ya sonaba la banda sonora hacia meses antes de sus estreno. Lucas supo hacerme creer que mundos como Tatooine, Hoth, Dagobah, Bespin o La Estrella de la Muerte podían ser tan reales como el nuestro. Yo quería ser Luke Skywalker (Mark Hamill) y tener dos robots como R2D2 y C3PO. Queía vivir miles de aventuras en ese universo. Por auqellos tiempos traté montar una obra de teatro basada en Star Wars con un amigo (y eso que aun no habíamos visto la película) Construimos un robot (en realidad unos botes de detergente que embuchamos al hermano pequeño de mi amigo y que se quejaba cada vez que le haciamos pruebas. Me compraba (y aun conservo) los cómics Bruguera oficiales de la película. Me servían para continuar soñando con ese universo. También tuve el álbum de cromos (que lo terminé) y el libro del Making Off. Mi hermana me regaló para navidades mi segunda espada láser (la primera fue la entena de una radio que, al agitarla violentamente, se extendía hasta parecerse a algo semejante a un sable como los de la película. De tanto darle manotazos se rompió y me lleve una soberana hostia por parte de mi padre después de ello) También me compré los muñecos de la película que guardaba como paño en oro.
Bienvenido Mr Scrooge ( Ronald Neame 1970)
La pude ver de reestreno y automáticamente se convirtió en una de mis películas favoritas. Me gustaba mucho la ambientación oscura y lúgubre de todos los decorados las canciones, la que canta Tiny Tim (Richard Beaumont) llamada "The Beautiful Day" que rompe el corazón a todo el mundo menos Scrogge (Albert Finney), o ese fantasma de Jacob Marley (Alec Guinness) etéreo, vestido con su sudario con las cadenas flotando por el aire y esa mano despidiéndose a cámara lenta mientras se cierra la puerta de la habitación. Pero para impactante el espíritu de las navidades futuras, alto, vestido con la tunica negra en alegoría a la muerte o la escena de Scrooge en el infierno mientras le rodean de unas cadenas inmensas mientras grita aterrado.
Siete Novias para Siete Hermanos (Stanley Donen 1954)
Mi madre nos llevó a mi hermana y a mí a verla. Fuimos a regañadientes. No nos apetecía nada. Estabamos seguros que nos aburriríamos. El resultado fuel el opuesti. Salimos encantados y con ganas de volver a verla. Ese mismo día mi madre nos compró el disco de la banda sonora que escuchamos 654765765 veces hasta casi rayarlo.
El Séptimo Sello (Igmar Bergman 1957)
Otra de mis grandes obras fetiche. La primera vez que la vi era muy pequeño y me impresionó mucho el personaje de la Muerte (Bengt Ekerot) todo él de negro, luciendo ese rostro pétreo y pálido pero aun y así elegante. La escena que más es me quedó grabada es la de la danza de la muerte con esas siluetas en lo alto del risco agarradas de la mano.
El Mago de Oz (Victor Flemming 1939)
La vi en Madrid. Flipé mucho con ella. Esos decorados tan cartón piedra, ese color tan intenso. El hombre de hojalata me daba mucha grima (aunme lo da), en cambio el Espantapájaros y el León cobarde me entusiasmaron. Nunca olvidaré ni la escena del campo de flores sedantes, los monos voladores, la farsa del Mago en la Ciudad de Espemeralda o el derretimiento de la bruja malvada del Este. Pero lo que más me gustó fue la marquesina del cine donde la proyectaban en la Gran Vía con los retratos en grande de todos los protagonistas.
El Mundo está Loco, Loco, Loco, Loco... (
Una de mis preferidas. Recuerdo un domingo ir a verla en tropel junto a mis padres, mis tios y unos amigos. Me encantó la escena de la doble V en el parque y la secuencia de la escalera mecánica o el avión descontrolados.
Oliver! (Carol Reed 1969)
Toda una institución en mi casa. Era LA PELICULA. La Number One hasta que llegó Star Wars. Recuerdo que cuando la vi me llamó mucho la atención la ambientación, tan oscura y triste, con todos esos niños tan bailones y cantarines pero pobres. Sentía pena por el pobre Mark Lester que interpretaba a Oliver con esa eterna cara de no haber roto un plato en su corta vida.
La vi en Inglaterra, en casa de mi abuela a través del televisor. No entendía nada solo cuando alguna vez hablaban en castellano. Mi padre era un fan de la banda sonora. Era uno de los discos mas pinchados los fines de semana.
Fiebre del Sábado Noche (John Badham 1977)
Cuando fui a verla junto con mi madre, mi hermana y unos vecinos pensaba que el acomodador no me dejarían entrar a verla, pero no fue así. Aquí fue cuando descubrí que en el cine también se follaba aunque sólo fuera en la parte trasera de un coche y se decían palabrotas. Me encantaba como bailaba John Travolta. Pienso que esta película creó escuela, sobre todo en preadolescentes como yo que descubrimos con agrado la música disco. Mi hermana en concreto a los Bee Gees.
Bailando con Lobos (Kevin Costner 1990)
Es importante para mi pero no por la película, que considero un tostón; sino por que fue la primara vez que fui solo al cine. Me costó decidirme pero lo logré. A partir de entonces se convirtió en una práctica muy habitual.
El Baile de los Vampiros (Roman Polansky 1967)
Otro descubrimiento gracias al sabio consejo de mi padre. Ya había oído hablar de ella en casa y la verdad es que le tenía ganas. Fuimos a un reestreno y no me arrepentí nunca. El profesor Ambrosius se convirtió en mi héroe.
Barrabas (Richard Fleischer 1962) y El Desafío de las Águilas (Brian G. Hutton 1968)
No esperaba nada de ellas cuando fui a verlas sobre todo la segunda porque el cine bélico no me atraía nada. Finalmente agradecí al cielo haberlas descubierto. Disfrute como nunca con ambas. Me engancharon y aun en día son dos de mis películas favoritas.
La Profecía (Richard Dooner 1976)
Mis padres la habían visto y nos hablaban mucho de ella. Eso de que un niño era el hijo del demonio me llamaba mucho la atención y me aterraba. Cuando la vi, me encantó y me aterrorizo a partes iguales. En casa rondaba la banda sonora que un día partí en cientos de pedazos y lancé al cubo de la basura. Me daba malos rollos.
Uno de los peores momentos en una sala de cine. Fui a verla de reestreno con mis padres. Yo no tenía ni nueve años. Me aburrí como una ostra. No había forma de que la puñetera película se acabase. Se me hizo eterna, en serio y cuando al final se cargan a Fay Danaway sentí hasta alegría, no por ella, sino por que faltaba casi nada para los títulos de crédito. Tengo ganas de darle una segunda oportunidad.
La Noche de los Muertos Vivientes. (George A. Romero 1969)
La vi sin verla. Me la explicó mi madre un verano como si se tratase de un cuento. Pase más miedo cuando me la contó que cuando conseguí verla en video. Una película que mitifiqué anticipadamente y no me arrepiento de ello en absoluto.
La Mascara (Chuck Rusell 1994) y Forest Gump (Robert Zemeckis 1994)
Estas dos van juntas por una sencilla razón. Pertenecen a la época en la que falleció mi madre. Ella me compró la entrada para The Mask precisamente para el preestreno en el festival de Sitges 1994 (curiosamente también la primera vez que acudía a dicho evento). Con Forest Gump sucedió que, una semana después de fallecer mi madre fui a verla de estreno. Estaba muy deprimido y confuso. No sé porqué pero el mensaje de Gump me ayudó un poco a superar el dolor.
Muchos de vosotros aun os acordareis de como era el cine antes de que apareciese el video. A los
Las salas de reestreno se han extinguido, al igual que los cines de barrio. Si quieres ver una película ya estrenada te vas al videoclub (transformado en una especie de cajero electrónico) la alquilas o te la compras y te la ves en casa cuando te dé la gana y las veces que quieras. Los niños y jóvenes de ahora ya no recuerdan películas como los de mi época. Ahora las ven hasta que a los DVD se les borran los píxeles.