Peter Jackson´s King Kong : Ahora más grande, con más metraje...
Hacía tiempo que rondaba por casa una copia de Peter Jackson´s King Kong (2005) Edición Extendida de Luxe (3 DVD). La compré en Los Angeles, concretamente en una de las pocas tiendas que
pude encontrar de DVDs en Santa Mónica. Es una edición que incluye numerosos extras y, además, la versión extendida , jamás vista en cines de la enésima revisitación del clásico que Merian Caldwell Cooper (24 de octubre de 1894 - 21 de abril de 1973) creo para la literatura. Dicha versión extendida incluye la friolera de 38 minutos extra (tal cosa no me debería sorprender ya que el Mr Jackson, al igual de James Cameron, se han encargado últimamente de hacer versiones elefantiásiscas de casi todas sus obras) repartidos a lo largo y ancho del metraje. He de apuntar que soy un gran admirador de la bestia salvaje que vive en la Isla de la Calavera desde que tengo uso de razón. Mi primer encuentro con el gran mono tuvo lugar allá por 1973, cuando se celebró un homenaje tras la muerte de Cooper y pudimos ir toda la familia al cine a ver el reestreno de la película. Reconozco que el King Kong ( Merian Caldwell Cooper) de 1933 sigue siendo el mejor de todos. Es el único que puede transportar la imaginación de un niño y hacerle creer que aquel bicho tan feo y tan grandote, de movimientos un tanto mecánicos, existía de verdad , aunque todo sucediese en blanco y negro y lleno de rallas en la pantalla. Son cosas que nunca se olvidan, se quedan impregnados en la retina para el resto de la vida (y posiblemente otras vidas...).

Ojo, pero no me tachéis de purista. Para mí solo existen tres King Kong. El resto son sucedáneos. El segundo King Kong que disfruté fue el que John Guillermin (el dios del cine catastrofísta) llevo a las pantallas en 1976 con una desconocida Jessica Lange y un melenudo Jeff Bridges. Esta fue una película que recuerdo haberla visto en una sesión matinal en el cine
Pelayo junto con mi padre y mi hermana, mientras mi madre, en casa batallaba contra el desorden y nos preparaba la comida. Tengo muy buen recuerdo de esta versión, sobre todo su excelente banda sonora de John Barry y esa escena tan seductora de Kong desnudando a la Lange en la cascada y soplándole en modo hiperhuracanado para poder secarla. He de decir que el climax final en las desaparecidas Torres Gemelas con ese corazón de mono apagándose lentamente hicieron del niño que habitaba en mí (con 9 años uno esta muy sensible) acabase sentado en la butaca en un mar de lágrimas.
A contra de lo que mucha gente opinaba, he de decir que la versión de Peter Jackson me gustó bastante. El barbudo (y anteriormente orondo) director me dio una visión del gran mono que a mi me gustaba. Se nota que tiene un gran respeto a la criatura, al gran clásico de Cooper (aunque en una escena de la película Jack Black, interpretando a oportunista director de cine Carl Denham, mencione despectivamente al padre de la criatura). Tenía constancia de que Jackson había filmado más escenas y esperaba con anhelo poder verlas integradas en una versión para DVD. Cuando adquirí el DVD estaba que no me lo creía. Pero... en cierta forma sentía cierto temor en poder ver si lo que había añadido después de haberlo desechado merecía la pena y/o estropeaba el ritmo trepidante de la mitad de la película. Así pues, decidí no verla hasta que estuviese preparado para ello. De eso un año y medio hasta que Juanjo, un amigo cinéfilo, admirador del director del Señor de los Anillos me comentó que quería verla. Y la vimos.

No se muy bien por donde empezar pero de lo que sí tengo claro es que la nueva versión ampliada de Jackson me gustó bastante. Por lo menos y como sucedió cuando vi por primera vez King Kong me teletransportó a la Isla de la Calavera y me olvide de todo lo que había a mi alrededor. Resulta curioso que algunas de las escena añadidas tiene muchísima mayor calidad en cuanto a tensión narrativa se refiere que algunas que dejó puestas (y que siguen incluidas como la estampida de diplodocus de cartón piedra que en la nueva edición chirría por todos lados). Lo añadido es bueno, muy bueno y todo un homenaje al clásico de 1933 como la escena del viaje en troncos por el pantano o el primer encuentro de la expedición con un ser primitivo en forma de Triceratops con muy mala leche... No todo lo nuevo se centra en lo que sucede en la isla. Otra parte del metraje extra está empalmado en la primera hora de película, en el viaje en barco, donde muchos de los actores secundarios se dibujan mucho mejor y donde conoceremos más detalle sobre la vida y anhelos de los protagonistas.

El King Kong de Jackson gana en intensidad en esta nueva versión. Es más grande (tanto como el peludo habitante de Isla Calavera), más dramática, más intensa que la copia desinflada que pudimos ver en el cine. Merece, ante todo, darle una nueva oportunidad, no verla como un simple remake con mucho dinero de por medio. Es todo un homenaje al cine de antaño, hecho con todo el cariño y con conocimiento de causa.
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(victimas de la era consentimiento paternal) que no saben comportarse correctamente en una sala de cine ya que no paran de hacer el animal por entre el hueco de las butacas... Que sí, que también se que existen cines que repelen a este tipo de ácaros sociales; locales llenos de gafapastas intelectualoides que se consideran puristas y que veneran a Angeolopoulos, Von Trier y otros filósofos del celuloide (que tampoco desprecio). Pero, vuelvo a decirlo y quizás se la excusa con mas peso que pueda mantener ahora, me da mucha pereza salir de casa para ver una película. Me da igual que sea en 3D, de animación (estoy empezando a odiarlas), o super producciones de esas que se cargan medio mundo en Dolby Sorround... Ya no digo que lo que vaya a ver sea, por lo menos, decente y que valga la pena haber pagado por ella los 6 o 9 euros que cuesta la entrada... 
interpretación; hago constancia a si es de la suficiente calidad en cuanto a imagen para así poder disfrutarlo. Tenemos la santa suerte de que uno ya no tiene que esperar tanto a que el DVD o Blu Ray Disc de tal o cual película haga acto de presencia en nuestras tiendas habituales (tema precio es otra cosa). Si bien es cierto que a veces el ansia por conocer, o descubrir obras inéditas, haga que recurramos a descargar copias dignas del museo de los horrores. Hoy en día Internet se ha convertido en una especie de preselección de aquello que nos puede atraer (ya sea en música, cine o literatura) y posteriormente descargar nuestros bolsillos en dicho producto. No está el horno para bollos como para arriesgarse a meternos en una sala y tragarnos un bodrio infumable. ¡Ni hablar! Por lo menos en mi caso. Otra cosa es la comodidad. ¿Tienes pipí? Paras la película y te vas a regar la taza ¿Tienes popó? Otro tanto de los mismo ¿Te entra hambre? Paras y te preparas hasta una minipaella. Todo ello esturrufado en el sofá, con una mantita (si es invierno) o un cubata bien frío (si es verano). Que te has comprado la
película. La guardas en tu estantería hasta la próxima vez que quieras verla (solo o en compañía) En resumidas cuentas: Comodidad. Eso sí, de ahí a coleccionar copias chungas de películas es otra cosa. Un buen cinéfilo (que no cinéfago) jamás consentiría tener una copia cutronga (otra cosa es que la película sea una basura integral) en su estantería. Ni regalada. 


Paranormal Activity podría pasar incluso como una peculiar obra de teatro ya que apenas hay mucho movimiento y muy pocos escenarios. Sólo faltaría que ahora algún avispado productor se le ocurriese semejante (pero interesante) idea... Su historia es tan mundana que hasta parece aburrida (sobre todo a quien le interesa lo más mínimo la monótona vida de una pareja joven sin hijos que vive en una casa llena de puertas y largos pasillos...) bueno, a no ser porque cuando llega la noche la cosa cambia y algo extraño parece sucede a su alrededor, mientras ellos duermen; pero es precisamente ese algo tan sutil que hace se todo se salga de lo cotidiano. Al principio es un par de golpes en la pared, luego unos ruidos de pasos por la habitación, luces que se encienden y se apagan lo que hacen que la pareja se desvele de su sueño y que decida (él más que ella) montar un taller de cazador de fantasmas en su propia casa. Durante los experimentos descubrirán que no están solos, que alguien o algo más convive con ellos y que cada día que pasa va ganando fuerza mientras la de ellos se va perdiendo cual brutal herida producida por un escarpelo. Esa presencia se centra especialmente en Katie (Katie Featherston), es algo que ella ya conoce y que la ha perseguido allá donde hayan posado sus pies durante toda su vida. Ni siquiera la ayuda de un parapsicólogo (Mark Fredrichs) especializado en posesiones ni la de Amber (Amber Armstrong) la hermana de ella conseguirán que la oscura presencia se aleje de ella. Mientras
tanto Micah (Micah Sloat) su novio continuará metiendo el dedo en la llaga, incordiando al ser sobrenatural, retándolo, burlándose incluso de él para capturarlo en la cámara y mostrarlo de pleno al mundo (bien sea a través de internet o mediante medios más ambiciosos como la televisión). Micah no quiere sustitos del tipo puerta que se mueve, golpes de aire helado o ruidos o gritos infrahumanos, quiere capturar la presencia en todo su esplendor. Los resultados de sus desafíos llegarán a desatar la tragedia. 







figuras pálidas y amenazadoras que la persiguen, donde el tiempo le juega malas pasadas deteniéndose a su alrededor, haciendo que la gente que la rodee la ignore como si ella no existiera. A eso hay que sumarle la obsesión que tiene hacia un viejo y destartalado balneario que también fue parque de atracciones y que se encuentra en las afueras de la ciudad. Son varios los personajes que se cruzaran en su vida, unos de ellos para ayudarla como el Doctor Samuels (Stan Levitt) o incluso Mrs. Thomas (Frances Feist) la dueña de la pensión donde ella vive. Otros la atormentarán como John Linden (Sidney Berger) su compañero de hospedaje que sólo busca llevársela al huerto o el enigmático Zombi del lago (Cary Conboy) que aparecerá asomado en ventanas o incluso oculto tras la butaca del Doctor Samuels. Si bien es una obra que ahora vista parece incluso ingenua (sus diálogos y algunas situaciones son un tanto ridículas) demuestra tener una fuerza visual que más de una película actual del genero del terror le gustaría tener. Su final sorpresa denota también su influencia en ciertos directores 






