Eden Lake: God Save the White Trash! (2008)

La vida misma es muestra de ellos. La televisión ofrece a veces noticias desconcertantes acerca de salvajadas infantiles u adolescentes que han traspasado la frontera de la gamberrada y en la que han acabado por derramar más sangre que la de una simple brecha. Pues resulta curioso pero la brecha que abre Eden Lake escrita y dirigida de forma efectiva (por no decir brillante) por James Watkins es tan profunda que cuesta días, por no decir semanas en cicatrizar. No es un terror desconocido el que nos muestra, ni mucho menos, es tan cotidiano que podría vivir a tu lado o tras la pared de tu casa. En este caso en un pueblecito ingles perdido en el bosque y a cuyo lago se dirige la pareja integrada por Jenny (Kelly Reilly) y Steve (Michael Fassbender), lo que parece ser un bonito fin de semana en donde Steve pretende entregarle a su amada el anillo de compromiso, se convierte en un infierno por culpa de la aparición de la “fauna” autóctona, una pandilla de preadolescentes, rudos, malhablados y sobre todo violentos que no ducan al principio molestar a la pareja, reírse de ellos, para luego iniciar una batalla que acabará en una auténtica guerra.
Si bien la balanza parece estar a favor de los mayores en este caso no sucede lo mismo ya que la crueldad infantil es aun más dura y grotesca que la adulta. Sus juegos son mucho mas imaginativos y sanguinarios ¡vaya si lo son!...
Al principio Jenny cuenta con la ayuda de su amado pero éste no tarda en sucumbir a la ira de los niños, debido a una rencilla por unos de los objetos robados de su todo terreno que acaba con la muerte de uno de los “componentes” de la particular banda de desalmados. Lo inteligente del guión de Watkins es que utiliza medios tan cotidianos como la aparición de un teléfono móvil como elemento clave que sirve para que los niños graben el daño que les infringen a los protagonistas, para utilizarlo como disuasorio en el caso de que alguno de los miembros de la banda quiera irse de la boca pero sobre todo subirlo a la red y presumir de sus hazañas. También no utiliza fuentes surelistas y se centra más en un docudrama que una película fantástica.
Eden Lake es una cinta dura, con momentos tensos de esos que te hacen apartar la mirada o ver a los protagonistas con verdadero odio a pesar de que son simples niños. El tramo final es de órdago. No sólo vemos que no hay posibilidad alguna de Happy End sino que descubrimos de donde han cultivado los modales los “tiernos” retoños. Un final que poner los pelos de punta y que te deja con un muy mal sabor de boca...