24 Imágenes por Segundo

lunes, 14 de abril de 2008

La prehistoria del cine: Kiriki. Japonese Acrobats 1907.

Esta joya del cine mudo fue filmada para Pathé Fréres en 1907 por el cienasta y pionero español Segundo de Chomon. Su maestría en el dominio de los efectos especiales y la coloración de negativos.

viernes, 11 de abril de 2008

The Deaths of Ian Stone (Dario Piana, 2008)

Hace unos días que llegaron a casa una serie de películas llamadas “8 Films to Die for… Horror film Festival”. Todas ellas forman parte de una especie de festival de Sundance del terror que se celebra desde el 2006 en los Estados Unidos.

Hay que decir que salvo la interesante “Mulberry Street” del resto de títulos no tenía ni la más remota idea de que me podía encontrar. Eso es a veces lo mejor que tiene el riesgo. He de decir que de lo visto hay un promedio mucho más elevado de películas buenas o interesantes que bodrios infumables llenos de refritos paupérrimos. Precisamente una que nos sorprendió bastante es “The Deaths of Ian Stone” (Dario Piana, 2008) una producción británica con un presupuesto no muy holgado pero con unos efectos especiales sobresalientes.

La película cuenta las vicisitudes del pobre Ian Stone (Mike Vogel), un jugador de Jockey y una especie de yuppie en pleno apogeo que de repente, y sin saber por qué, muere asesinado por una especie de aparición sobrenatural. Pero no es todo lo que parece, ya que de repente Ian despierta como de un extraño sueño en otro lugar, con otra profesión y con un momentáneo estado de amnesia. Así día tras día o incluso en espacios tan reducidos como horas o minutos. La trama se va complicando con la aparición de unos espectros que persiguen a nuestro protagonista, una misteriosa mujer llamada Medea (Jaime Murray) tan bella como letal y una cándida rubita llamada Jenny (Chistina Cole) que, como nuestro protagonista se ve atrapada en esa vorágine de muertes desagradables a cada cual más sanguinaria y horrenda.

He de decir que la película consigue enganchar y afortunadamente dura lo suficiente como para no caer dentro de lo cansino o lo previsible. Si es cierto que flojea un poco en su final (no me gustan mucho los Happy End edulcorados) pero deja abierta la posibilidad de crear una serie de películas con este pequeño e interesante universo que su autor nos ha presentado.

La película no es por ello muy original. Bebe mucho de otras películas como “Atrapado en el tiempo” (Harold Ramis, 1993), “La escalera de Jacob” (Adrian Lyne 1990) o incluso los dos últimos títulos de la saga Harry Potter pero no por ello deja de ser digna. Sobre todo ante un cine fantástico repleto de clichés y remakes infumables todos sin pena ni gloria o de dudosos éxitos del cine sobrenatural recién llegados del lejano oriente.

jueves, 10 de abril de 2008

King Of Kong: A fistful of Quarters (Seth Gordon, 2008).

Desde hace un tiempo me estoy habituando a ver documentales. Claro en nuestro país es difícil hacerse con algunas de estas joyas por lo que nos obligan a recurrir, en muchísimos de los casos de la importación o de una burra que corre por Internet.

Claro, el principal problema en estos lares es el poco interés por el docudrama. Solo unos cuantos privilegiados (el cansino “Michael Moore”, el oportunista “Al Gore” o el agridulce “Morgan Spurlock”) han conseguido traspasar fronteras y llamar la atención de un determinado público.

No me imagino una obra (brillante y muy divertida) como “King of Kong: A Fistful of Quarters” como estrenada en cualquier cine o multisala, como el caso de “Boowling for Columbine” “Una Verdad Incomoda” o “Super Size Me”. En primer lugar la temática, una legendaria competición entre jugadores de maquinas recreativas concretamente la de “Donkey Kong”, no es muy atrayente para algunos espectadores. La cultura de los videojuegos aun es algo pensado para un espectador juvenil y en absoluto para personas de una supuesta mentalidad sesuda o concienciada con temas mucho más sociales. Una lástima. Por que se pierden uno de los mejores documentales de la historia del cine.

“King of Kong: A Fistful of Quarters” narra la historia de un pique. Un reto entre jugadores de salones recreativos de los 70 que se pasaban horas y horas con sus granos en la cara y su mirada lerda jugando a “Pac Man”,” Q-Bert”, “Oust” o “Donkey Kong”, en vez de estar ligando con las pibillas. Eran los típicos tíos feos de la clase que le sudaban las manos y que se dejaban crecer una especie de pelusa a la altura del labio superior (normalmente demasiado pronunciado para asomar una dentadura equina repleta de sarro). El documental habla de uno de ellos Billy Mitchell , el típico un paleto que va de triunfador por la vida (ha creado una empresa de salsas barbacoa) y que es más hortera que un cerdo con un diente de oro. El tipo es un cromo. Verlo pasear el palmito produce risa instantánea y mucho más aun cuando hace alarde de su éxito. Vamos arquetipos como este a puñados en cualquier bar o chiringo de playa del territorio español. Salvo que este es yankee con lo cual es más deprimente.

Su némesis es Steve Wiebe un tipo mucho más normal, ex ingeniero de Boeing, profesor de ciencias de una escuela de Redmon, Washinton, padre de dos niños y un personalidad algo obsesiva compulsiva, sobre todo debido a sentirse toda su vida como el típico perdedor. El tipo un buen día le da por mirar por internet una web especializada en informar sobre las mejores puntuaciones en maquinas recreativas de los 70 u 80. En ello descubre que Billy Mitchell es el campeón mundial de Donkey Kong (si, la del gorila garrulo que lanza barriles al pobre Mario Bros.) Así que decide superarlo, se compra una máquina recreativa con el juego y comienza a practicar en el garaje de su casa.

Al principio la cosa no le va muy bien pero el tipo se pone muy cabezón y se dedica a hacer todo tipo cálculos de secuencias con un lápiz blanco sobre la pantalla de la maquina y gracias a ello va superando una a una las más de 200 pantallas del juego. A través de la misma web consigue ponerse en contacto con una vieja gloria de los campeonatos de maquinas arcade, un ex hippy con pinta de lunático que ahora es arbitro en este tipo de eventos, a aparte de webmaster de susodicha web. La noticia del desafío no tarda en llegar a oídos de Mitchell, el tipo tiene todo tipo de sicarios (todos salidos de una película mala de empollones y fracasados de instituto) que se encargaran de poner las cosas difíciles, es un decir, a Wiebe y que producen la risa incontrolable en cuando ves con que fidelidad y devoción profesan al impresentable de Mitchell. Tras un estrepitoso fracaso en un campeonato cerca de su estado, consigue llegar a la última pantalla del juego, pero uno de los sicarios (un tipo odioso y baboso) consigue ponerlo de los nervios por lo que no llega a la puntuación necesaria para ganar. A todo eso Mitchell ni se presenta, se niega a competir, él es el mejor sin duda alguna. Su endiosamiento no le deja mezclarse con la plebe por lo que envía un (discutible) video en el que en ningún momento se puede verle a él jugando donde supera su propio record con creces. Cuando Wiebe pide ver el video el baboso se niega en rotundo con una estúpida sonrisa de esas en la que si estuvieras allí le estamparías los morros de un puñetazo. Nuestro héroe, pese a pasarse toda la competición jugando se marcha llorando de rabia e impotencia al hotel donde le espera su familia.

Cuando todo parece perdido aparece otra nueva oportunidad para él. Un nuevo campeonato justo en la misma ciudad en la que vive Mitchell…

No voy explicar más porque hay que verlo. Lo mejor de todo es que esta historia es verídica y no tiene guión alguno, es decir no son actores profesionales con una trama inventadao para la ocasión. Lo mejor del docudrama es la esencia que quiere transmitir y que no es más que a nadie le gusta perder y, sobre todo acerca del espíritu de superación, tratar de demostrar a los demás, a los que nos quieren que podemos hacer cosas inusuales por lo que se sien tan orgullosos de nosotros. Cueste lo que cueste. Aunque al final no sea como nosotros esperábamos ni deseábamos. No hay moralina, ni “Happy End” ni siquiera final chungo. Es mucho más que eso. Es real como la vida misma.

Trailer oficial:


Something in The Mist!!!! (The Mist, Frank Darabont 2007)

Hace un tiempo. Mucho pero mucho tiempo era fan de "Stephen King". Devoraba sus novelas como quien devora hamburguesas o chucherías mientras ve una película de serie b en la televisión de su casa. Hacía tiempo que me venía quejando de la escasez de adaptaciones de sus obras para cine. La fiebre por llevar a la pantalla grande cualquiera de sus obras tuvo su apogeo y su declive en la década de los 80. La obra escrita a partir de su desenganche con substancias nocivas parecía no interesar a nadie. Incluso a un gran número de sus fans (en los que me incluyo yo mismo).

Obras como "El juego de Gerald"(1992), "El retrato de Rose Madder" (1995), "Un saco de Huesos" (1998), "Casa Negra" y su antecesora "El Talismán" (escritas junto a "Peter Straub" en 2001 y 1984) , "Buick 8: Un Coche Perverso" (2002) o "Cell" (2006) aun esperan ser adaptadas a la gran pantalla, algunas, incluso, ni eso. Solo una pocas de esa época oscura del rey del terror han podido ver la luz de los focos y los efectos especiales. De ellas destacan "Dolores Clairbone" (1993), "La Milla Verde" (1996) y "Cadena Perpetua" (basada en el relato "Rita Hayworth o la Redención de Shawshank", 1982) han sido las más notables. Estos dos últimos títulos pasaron por las manos de "Frank Darabont" que supo equilibrar con gran acierto la esencia de los relatos y convertirlos en dos pequeños clásicos de cine Norteamericano.

Darabont se ha prodigado más por los guiones que por la dirección, suyos son algunos de los episodios de “Las Aventuras del joven Indiana Jones” o “Tales Form The Crypt”; también firma la trama de "La Mosca II" (1989), "The Blob" (1988) o "Mary Shelley´s Frankestein" (1994). Su carrera de director se centra en tres títulos emblemáticos. Las dos adaptaciones de las novelas carcelarias de King y "The Majestic" (2001) una incomprendida película con el siempre irascible "Jim Carrey" que rinde homenaje al universo de "Frank Capra".

Parece ser que Darabont se siente cómodo con la obra de King porque su última película "The Mist" (2007) le vuelve a salir más que redonda. En "The Mist" no se habla de cárceles , aunque el claustrofóbico supermercado donde se encierran los protagonistas de la película para sobrevivir nos recuerde en algunos momentos a una especie de prisión. "The Mist" habla de lo desconocido, de la sociedad yankee acomodada que vive exclusivamente del consumo, asilados de cualquier agresión (es un decir) y que la llegada de algo extraño, en este caso una colección de monstruos (que hubieran hecho las delicias del mismísimo "H.P. Lovecraft") de un lugar fuera de esta dimensión los transforma y los enloquece haciendo aflorar los miedos más primitivos y las pasiones (religiosas) exacerbadas.

Quien haya leído la Novelette (un término que se da a las obras que no llegan a novela pero que tampoco son cuentos) se sentirá más que satisfecho. Yo leí "La Niebla" (publicada por "Grijalbo" en 1986) Fue una de esas obras que te transporta, como la niebla de la historia te envuelve y no la puedes dejar de leer. Yo por aquella época estudiaba Bellas Artes y combinaba a todas horas la lectura con la pintura y la música. Era de aquella época tan enriquecedora para mi creatividad. Solía escuchar el álbum “Rendez- Vous (1984) de "Jean Michael Jarre" mientras leía "La Niebla". Era la banda sonora perfecta para aquel relato. Siempre se habló de adaptarla pero nunca llegaba el momento. Mejor, para mí lo que tenía en mente era lo valido y como yo cientos de miles de lectores en todo el mundo. Hay libros que no se han de tocar, adaptarlos puede ser desastroso.

Pero mira por donde la versión de Darabont de "La Niebla" cumplía con todo lo que habíamos soñado los que admirábamos las desventuras de "David Dryton" y su hijo. La película es una pequeña obra maestra que hay que verla como un cuadro, no de una sola vez, tiene muchas lecturas y muchos detalles que recoger con cada uno de nuestros cinco sentidos. "The Mist" tiene ese sabor a película de televisión, a mini serie, a serie B casi A. Huele al terror y fantástico de los años 50 o 60. A película de autocine. Puede verse en color o en blanco y negro (para vuestra información esta filmada en dos versiones y ambas son posibles de ver en la versión de coleccionista en DVD que acaba de salir en los EEUU) Si, ya sé que se podía bajar el tono de color en la TV pero la versión filmada en blanco y negro por Darabont (él la imaginó en un principio así, tal y como cuenta en el DVD pero le obligaron a estrenarla en color por miedo a la reacción negativa de un público poco acostumbrado a virtuosismos cromáticos) no se basa en quitarle color al televisor. Esta cuidada e iluminada como los antiguos maestros del cine.

"The Mist" suena a rugidos desconocidos desde la nada, al bello pero siniestro tema "Host Of The Seraphim" de “Dead Can Dance” y que acompaña a los protagonistas los en los últimos minutos del metraje, adornando con la extraña belleza de la voz de "Lisa Gerard" el caos y la destrucción tras la llegada y conquista de los seres primigenios. Pero sin duda es precisamente en ese tramo donde se acentúa el sentido del tacto. Produce escalofríos de verdadero terror sobre todo durante los últimos minutos en un final que va levantar muchas ampollas y que rinde homenaje a otros finales en absoluto esperanzadores como los de “La Noche de los Muertos Vivientes” (1969, George A. Romero), "El Salario del Miedo" (HG Clouzot ,1953) o “28 Semanas Después” (Juan Carlos Fresnadillo, 2006). Ese, quizás, sea el punto débil de la película y no porque me haya desagradado, todo lo contrario, lo aplaudía a rabiar y os aseguro que me dejó trastornado durante unos cuantos días, sino porque su duro y malsano impacto visual (y emotivo) acaba por comerse el resto del metraje.